Peter Eisenman
En Berlín, a pocos metros de la Puerta de Brandenburgo, y no lejos de Postdamerplatz, en lo que antes conformó la línea separatoria entre la RFA y la RDA, se encuentra este memorial-escultura-instalación, o en palabras del artista judío-neoyorkino: “Una experiencia”. Está compuesto por 2.711 bloques de hormigón y ocupa una extensión de 19.073 metros cuadrados. Cada bloque pesa una media de ocho toneladas. El bosque de filas y columnas absolutamente alineadas y rectas recuerda levemente al antiguo cementerio judío de Praga, aunque se inspiro en este, no es la idea final de su creador, sino recrear la sensación de desolación, de extravío, una recreación que se puede sentir al perderse entre sus bloques que poco a poco van ganando altura hasta que nos cubren, nos cubren dentro de esa herida purulenta que como seres humanos nos es imposible ser ajenos. Se recomienda vivir la experiencia de noche, alejado de la luz del sol y de los turistas. Como un listón en el dedo para no olvidar o como un gran supresor de suspiros.
©Enrique Marín
Hola,sólo un comentario, no se le llama Monumento, los berlineses le llaman Memorial,en particular por que piensan que no se le puede llamar de esa manera a una desgracia como fue el holocausto, y que lo mantienen muy presente.
ResponderEliminarHola Mariana muchas gracias por tus comentarios, es interesante como una palabra mal adecuada puede cambiarlo todo, saludos...
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