martes, 19 de junio de 2012

El Verdadero Gato Volador:

Orvillecopter – Bart Jasen

Como parte de la bienal de KunstRAI en Ámsterdam,  el artista emergente Bart Jasen presento la pieza-mascota-muerta Orvillecopter el gato volador, se trata de su mascota la cual fue muy querida hasta que fue atropellado accidentalmente por un coche. Entonces con ayuda del experto en control de helicópteros Arjen Beltman colocó propulsores en cada una de las cuatro patas de Orville. El gato fue disecado para poder trabajar con él, y se utilizó su cuerpo como cascarón para insertar los motores y baterías que le proporcionan la habilidad de volar.  Jansen agrega en su página, sabiendo que las críticas no tardarán en llegar, “Para los amantes de los gatos: es piel curtida, tal como la que usan en los zapatos que están usando”. Un verdadero ejemplo de la estética de lo siniestro en donde algo que nos es totalmente cercano de pronto se convierte en algo totalmente ajeno redimensionando su valor y su relación con nosotros, en una lectura más superficial se trata de un intento de mantenerse allí, a flote en el mar de la emergencia artística,

Me parece un performance-instalación bastante divertido pues ha sido una magnífica idea cumplir el sueño de cualquier gato, volar como las aves para atraparlas incluso en el aire.
Ya he hablado de cuando el arte trasmuta la percepción humana, incluso la percepción del arte per se, pero este tipo de propuestas rompen con todo lo establecido y al agregarle dinamismo pareciera despegare del maniatado mercado del arte contemporáneo. Con un precio de salida de 12.500 euros, el gato volador tiene ya una oferta particular de 100.000 euros. Su éxito recuerda al obtenido por el artista británico Damien Hirst, que metió en formol diversos animales, entre ellos un carnero, una vaca y un tiburón. O bien el germano Thomas Grunfeld, con sus animales híbridos, también disecados, que mezclan cabeza de cotorra o jirafa, y cuerpo de ardilla o avestruz. Más allá del absurdo.

©Enrique Marín




(Fotos: Reteurs)




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