viernes, 20 de enero de 2006

Cantinas:



Es tras las puertas de los baños de las cantinas que se puede respirar en la frontera entre la lucidez y el sueño. Con hielo en lugar de agua corriente, es delante de los mingitorios que los borrachos se preguntan cosas vitales para la existencia, como “¿estoy realmente ingenioso esta noche o simplemente los demás están al borde de un derrame cerebral?” o “¿por qué el tipo de junto me ha llamado varias veces por un nombre que no es el mío?¿O si es mi nombre?”. En ese lindero nació , por ejemplo , mi pesadilla recurrente: cuando salgo del baño, no sólo mi mesa esta vacía, sino que los meseros están mudándose de ropa, mientras me avisan que todo fue una representación teatral, que todos los borrachos eran actores bebiendo agua, y que los amigos que estaban conmigo fueron contratados.



Enrique Marín

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